Domo Arigatogozaimasu, Sensei (2/2)
En el transcurso de estos últimos 13 días, desde la publicación del artículo anterior (Domo Arigatogozaimasu, Sensei (1/2)), he vislumbrado al menos tres buenas ideas de lo que podría ser un excelente articulo muy institucional de lo que es el sentir del dojo con respecto al fallecimiento del sensei Homero.
Como dojocho de Shinko, me es pertinente a mí, tomar las riendas de esta acción, pero como alumno y como amigo de Homero, francamente es algo a lo que le he sacado el cuerpo. En estos casos el sensei siempre recurría al entrenamiento. Entrenar para hacernos fuertes, para que el exceso de tristeza no nos debilitara. Así lo he hecho, pero aún no soy tan fuerte como el sensei y tal vez no lo logre nunca. Así que decidí no hacer está nota tan larga como la anterior, aunque esto signifique guardarme varias anécdotas y buenas historias de lo que el Dojo Shinko vivió junto al sensei Homero. Ya quedará para después, para un momento en que la alegría nos llené más que la nostalgia, recordar esos buenos tiempos.
Decidí usar las palabras escritas por Johann Verdi, uno de mis dechis, que encierra mucho del sentimiento que nos embarga por estos días, como un saludo de solidaridad a quienes nos hará falta sus chistes, regaños y clases... su aikido:
"El aikido ha sufrido una gran pérdida con su partida, pero definitivamente será recordado por todos aquellos que tuvieron el honor de entrenar y aprender con él, quien más que un instructor, fue un maestro que supo enseñar, guiar e inspirar. Vivió por el arte de la paz y ahora la encontró. Que en ella descanse"