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¿Tenemos una generación que no quiere un budo real?

A mediados del mes de febrero de 2017, pude leer un artículo titulado "La generación que NO quiere Budo real". Me llamó muchísimo la atención por lo directo y severo de la frase. Desde que las artes marciales llegaron al cine, generación tras generación ha buscado la práctica del sistema de defensa empleado por sus héroes en ese inconsciente acto de estar un poco más cerca de ellos, de su forma de resolver los problemas. Sin embargo, el titulo suguería que había una generación que desdeñaba este comportamiento.


Efectivamente, el artículo hacia énfasis en esa generación que gusta más de la tecnología y de un mundo 3.0 que de una experiencia propia y genuina.


Leí párrafo tras párrafo y luego de encontrarme con que dicha descripción señalaba a los llamados Millennials, me percaté que no había algo más allá del llamado de atención sobre la existencia del problema: El hecho de que existe un grupo, fácilmente ubicable en una brecha generacional, que busca lo fácil en detrimento del reto y el trabajo duro. Y que cuando el compromiso inherente a estas actividades empieza a ser más demandante, abandonan la practica para ir a otro dojo ú otra arte marcial, iniciando un ciclo casi interminable. Ciclos repletos de farándula, exhibicionismo, arrogancia y falso orgullo.


Por supuesto que para quienes tienen años dedicados a los entrenamientos con rigurosa constancia, esfuerzo y disciplina, todo esto suena ofensivo.


Lamentablemente el artículo no llegó a presentarnos una propuesta, al menos, para solventar el problema. Tras proponerseme que diera con una solución, me puse a trabajar en ello. Y no queriendo decir que: "Esto es lo que hay que hacer a carta cabal", al menos pretende dar un resquicio de solución a este problema.


Comencemos por decir que para que haya una solución, debe haber un problema. Ahora bien, determinar el problema me fue difícil, pues desde el punto de vista de un practicante, si una persona decide emprender un entrenamiento tan errante, por no decir errático, pues al practicante no le afectaría. Afectaría al "millennial ronin", pero no al alumno comprometido, y como el millennial ronin no tiene problema en vivir así su entrenamiento, pues, no hay problema, ergo, no hay solución que encontrar.


Me fui a dormir y justo cuando mi mente se calmó, sintiendo que el cuerpo se fundía con mi cobija... POW... El problema lo tiene el dojocho, el sensei.


El trabajo del sensei quedaría frustrado, esto si entendemos que su trabajo es aumentar, en el tiempo, la calidad de las técnicas de sus alumnos. Porque ni siquiera la existencia del dojo quedaría amenazada. El dojo seguiría existiendo, económicamente, al tener todos los meses alumnos nuevos que pagan un par de meses, pero que al irse y llegar otros nuevos, el sensei debería retomar su trabajo de nuevo desde cero. Debemos marcar aquí, la importancia de los senpais, pero senpais de nivel alto (en lo que a calidad se refiere). Con un buen senpai, el sensei puede atender a los alumnos de menor nivel con más diligencia, mientras los de niveles medios y avanzados entrenan juntos. Obviamente, este método de enseñanza debe alternarse, ya que los alumnos de niveles medios y avanzados también requieren, y merecen, la atención focal del instructor.


Entonces el problema es: No tener un dojo de calidad marcial. ¿Cómo encontramos la solución?: Determinando el origen del problema. Siempre habrá personas que sólo pasen por el dojo y no se queden haciendo una carrera, como a muchos instructores nos gustaría. Pero cuando tu dojo reporta más "visitantes" que "residentes", el problema es algo que hace el sensei en la conducción del dojo, bien sea a nivel publicitario (ofreciendo algo que no dará), administrativo (no invirtiendo en las prioridades del dojo), práctico (desconociendo metodologías optimas para la enseñanza), ó incluso, personales (su comportamiento no es adecuado).

Ahora bien, ¿Cual es la solución? Debido a todo lo expuesto anteriormente, donde identificamos a los millennias como dechis errantes y al sensei como instructor desacertado, pues la solución sería: Adecuar al sensei al "mercado millennial". Y no esperar a que sean los prospectos de alumnos quienes cambien.


¿Cómo lograr esa adecuación? Si algo no esta adecuado, está equivocado, errado. Errar es no dar en el blanco. Ajustemos la mira, atinemos al blanco, al target. El target en esta situación son los millennials. ¿Pero qué caramba son los millennials?



La plataforma interactiva, de corte educativo, Academia Play, publicó en facebook, el 22 de Junio de 2016, un vídeo donde habla de las generaciones. En dicho vídeo, se explica de forma sencilla quienes son los millennial (generación y) y sus sucesores, la generación Z


La "Generación Y" (los millennials), teóricamente, son aquellas personas nacidas entre 1980 y 2000. Crecieron con el avance de las nuevas tecnologías, con internet y y hasta con Mtv (cuando era digno de ser visto). Para ellos fue normal crecer con el CD y dar un paso a los mp3, para escuchar Gorillaz, killers, Eminen, Amy Winehouse... Sus películas "sagradas" son: V de Vendetta, Club de la pelea, Amile (y aman Friends). Palabras como "Cosplay", "lol", "bff" (si es que esas últimas son palabras) son comunes en su vocabulario. Son usuarios a muerte de la TV, el celular y la laptop ó PC.


Si manejas un dojo para menores, debes saber que ellos son la "Generación Z". Nacidos en entre el año 2000 y la actualidad (probablemente les queden dos años más para llenar sus filas). Son los chicos que crecen con redes sociales, smartphones y tablets. Para ellos la vida es móvil, no está atada a un cable LAN, pues viven con wifi. Su música es la de Lana Del Rey, Rhianna, Justin Beaver, Adele, Ariana Grande... Y sus películas son: Crepusculo, Los juegos del hambre, Life of Pi, Las ventajas de ser invisible, Flash (sí... tienen mucho que mejorar si lo vemos como lo ve Academia Play). Sus puntos de encuentro y expresión son aplicaciones como instagram y whatsapp. Para ellos palabras como "youtuber", "stalker", "tag", "bullying" son de las más usadas.


Abogando un poco por ellos, debo decir que, al contrario de lo que el artículo que originó esta pequeña investigación, los millennials no son flojos, son cómodos. No está mal ir al dojo más cercano a la casa ó al trabajo, es lo más lógico. Sino todos estuviésemos intentando ir a Japón a entrenar (ó al país de origen de nuestro arte marcial) No está mal leerlo todo ó ver todos los vídeos, lo malo es creérselo todo. También debo acotar que un alto porcentaje de los seres vivos no quiere ser golpeados... y con sobradas razones. Sin embargo si quieren golpear por el instinto de defensa propia.


Pero centrémonos en la generación Y, pues ellos son quienes llevan a los Z´s al dojo y pagan sus mensualidades.


Con la ayuda de una investigación realizada por el Centro de Innovación BBVA, podemos conocerlos más allá de su vida farandulera.


Ya dijimos que son sumamente apagados a la tecnología (compran, hacen transacciones, comparten productos y servicios todo en línea desde su casa a cualquier parte del planeta).


Son descontentos e incrédulos. Más de la mitad declaran no tener una adherencia política y ya forman el grupo con mayor descontento político y religioso de los últimos 25 años. Las dificultades para encontrar un empleo y para poder independizarse han fomentado este carácter de incredulidad.

Respecto a su nivel educativo, si los comparamos con otras generaciones, tienen un alto nivel de estudios de grado superior: algo más de tres de cada 10 (33,6%). A mi edad, mi papá nos llevaba en un viaje en metro de 30 minutos para comer pizza. Hoy día, la pedimos on line ó con una llamada y tenemos la pizza en 5 minutos en la puerta de la casa.


Y lo más delicado: Su situación social. A la generación del milenio también se le conoce por su carácter boomerang, ya que son los que han tenido que volver a casa de sus padres y están retrasando la formación de un hogar por la situación económica actual. La dificultad para encontrar un empleo y para acceder a una vivienda.

Una investigación similar, esta vez de parte del Servicio de Estudios del BBVA de EEUU, en 2014, dejó al descubierto los errores cometidos por los bancos en la adquisición de ahorradores fieles, constantes... ¿les suena? les suena más si cambiamos las palabras "bancos" por "dojos" y "ahorradores" por "alumnos"?


Determinando todo esto pudieron desarrollar "una estrategia integral y crear relaciones duraderas":

  1. Ser proactivos

  2. Ser empáticos

  3. Convertirlos en los protagonista

  4. Hablar su lenguaje

  5. Adoptar sus valores (transparencia, simplicidad, integridad y compromiso con causas sociales y medioambientales)

  6. Prestar atención especial a los más jóvenes

Todos estos puntos los desarrollaremos en el próximo artículo "6 tareas a realizar para tener un dojo con millennials". No te lo vayas a perder que va a estar bueno.


Tal vez, lo que realmente tenemos es una generación que no sabe buscar, tener, mantener y querer un budo real.


Creo que hasta aquí he respondido con el trabajo encomendado hace un par de meses.


Si lo deseas, puedes comentar qué te pareció el artículo. Si le añadirías un consejo más, puedes dejarlo, abajo, en la caja de comentarios. Nos sería de mucha ayuda a todos.

Gracias por leer. Hasta el siguiente artículo...

 

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